Nuestras fincas están ubicadas en las regiones de Corquín, Cucuyagua, San Pedro Copán y Cololaca, Lempira. Cultivamos diversas variedades de café, como Noventa, Lempira, Paca, Obata, Catuai, Parainema, Caturra y Catimor, en altitudes de entre 1100 y 1500 metros sobre el nivel del mar. Este rango de altitud, junto con las características únicas del suelo y el clima, nos permite producir granos con una calidad excepcional, reconocidos por sus sabores complejos y distintivos, reflejo del cuidado y la dedicación en cada etapa del proceso.
Nuestra dedicación no solo está en producir café de alta calidad, sino también en preservar el entorno natural en el que se cultiva. Con una biodiversidad rica en flora y fauna, nuestras fincas mantienen un equilibrio ecológico que beneficia tanto la tierra como el café que en ella crece. La combinación de un enfoque tradicional y la implementación de prácticas respetuosas con el medio ambiente, garantiza que nuestros procesos sean sostenibles y generen el menor impacto posible en el ecosistema.
Cada finca tiene su propio microclima, lo que nos permite experimentar con diferentes técnicas de cultivo y procesamiento para resaltar lo mejor de cada variedad de café. Nos enfocamos en prácticas tradicionales combinadas con métodos innovadores, asegurando que cada cosecha mantenga los más altos estándares de calidad. La conexión profunda que tenemos con la tierra y el respeto por los procesos naturales se reflejan en el sabor único y la complejidad de los granos que producimos. Es esta dedicación la que hace que cada taza de nuestro café sea una experiencia única.
Cada grano de café que cultivamos cuenta una historia: la de nuestras fincas, nuestras montañas, y la pasión de quienes cuidan cada planta. Es más que solo café; es el resultado de un proceso meticuloso que une tradición y naturaleza.
En cada sorbo se encuentra la esencia de nuestras tierras y el esfuerzo de las manos que lo han hecho posible, brindando una experiencia única que solo puede nacer en las alturas de Honduras.